Los criterios que debemos tener en cuenta a la hora de seleccionar un contenido educativo digital son los siguientes:
Autoridad: el contenido debe estar elaborado por fuentes fiables y reconocidas, que aporten credibilidad y rigor al material.
Contenidos: el contenido debe estar alineado con los objetivos de aprendizaje, el currículo y las necesidades del alumnado, evitando la redundancia y la irrelevancia.
Actualización: el contenido debe estar actualizado y reflejar el estado del conocimiento en la materia, incorporando las novedades y los avances más relevantes.
Navegabilidad: el contenido debe presentar una estructura clara y coherente, que facilite la navegación y el acceso a la información, con un diseño atractivo y adaptado a los diferentes dispositivos y formatos.
Organización: el contenido debe estar organizado de forma lógica y secuencial, con una introducción, un desarrollo y una conclusión, que orienten al usuario y le ayuden a comprender el material.
Legibilidad: el contenido debe estar redactado con un lenguaje claro, sencillo y preciso, que sea comprensible para el nivel y el perfil del alumnado, con una buena ortografía y gramática, y un uso adecuado de los recursos lingüísticos.
Buenos recursos de información en línea: el contenido debe incluir referencias, citas y enlaces a fuentes de información complementarias y de calidad, que amplíen y profundicen el conocimiento del usuario, y que respeten los derechos de autor y las licencias de uso.